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VIAJE SORPRESA
(3. ¡QUE BONITA ES BARCELONA!)
¿Qué queréis que os diga? Generalmente, a cada uno le gusta su tierra, ama su pueblo y cree que el lugar donde nació y ha vivido buena parte de su vida es el mejor del mundo, aunque pueda haber lugares más bellos o mejor dotados para vivir. ¡La tierra de una es la tierra de una! Yo, sinceramente, creo que Barcelona es insuperable. Tiene todo lo que una persona puede pedir en su paso por este mundo. Posee mar, montaña, un clima mediterráneo estupendo, buenos alimentos, belleza a raudales, historia y mucha y buena gente. También gente no tan buena, pero hay de todo, como en todas partes. Ah, ¡y muchas tiendas!
El lunes por la tarde, después
de comer con mi madre y acompañarla hasta su casa, Benito y yo fuimos a pasear
por la zona de la Plaza Cataluña, el Portal del Ángel y las míticas Ramblas.
También nos adentramos por el increíble Barrio Gótico con la majestuosa
Catedral presidiendo siglos de historia de mi ciudad. Yendo a temas más profanos,
creo que conseguí que la cartera de mi querido Benito sacara humo a nuestro
paso por las espectaculares tiendas que hay en una de las zonas más populares y
populosas de la capital de Cataluña. Sí, confieso abiertamente que
se me fue la mano comprando ropa y complementos de todo tipo por el Portal del
Ángel. ¡Hacía tanto tiempo que no iba de compras por mi Barcelona! Además,
nunca había ido acompañada de nadie que estuviera dispuesto a pagarme todos los
caprichos. ¿Puede tener una mujer un mejor acompañante para ir de tiendas que Benito?
Ya os lo respondo yo de forma muy vehemente: ¡no! Viví el sueño que todas hemos
tenido alguna vez, pero que difícilmente se hace nunca realidad.
Llegó un momento que parecíamos
la señora con su criado. El pobre Benito llevaba la mayoría de las bolsas y
apenas se le veía. Al final decidí abandonar la conquista de las tiendas de
Barcelona, más que nada porque el pobre empezaba a tener problemas logísticos moviéndose
con tanta bolsa en medio de los miles de turistas apresurados que circulaban
por la calle. Después de descargar toda la compra en el maletero del coche, que
quedó más lleno que en ocasión del viaje de Villajoyosa a Mataró, mi amado me
llevó a tomar un café a un local mítico de la zona.
-¡Cuanto tiempo hacía que no me sentaba a tomar un café aquí en el Zurich!
Tengo muy buenos recuerdos de este barrio, de la época de estudiante en la
Universidad.
-Perdona que interrumpa tus magníficos recuerdos, Consuelo, justamente
ahora que estamos aquí tranquilitos y que mi pobre cartera se está tomando un
merecido descanso...
-Perdóname tú también, pero me hacía mucha ilusión comprar algunas cosas
que con mi esbelta figura me quedan que ni hecho a medida. Puede que con dos
pares de zapatos hubiera tenido suficiente, pero justamente cuando me iba de la
tienda he visto unos con tacón de aguja y he pensado que si algún día tenemos
que ir a alguna cita social y quiero estar imponente a tu lado me serán muy
útiles. ¡Como eres tan alto!
-¡Si estoy contentísimo mujer! Yo lo que quiero es verte feliz y a fe que
hoy te he visto radiante. ¿Qué más puedo pedir? La cartera está para usarla. No
fuera el caso que se nos hiciera perezosa, ¿eh?
-¡Eso eso! Ja ja ja...
-Iba a decirte que ahora que estamos relajados ante este café tan sabroso
te daré una noticia que más bien es una consulta...
-¿Más sorpresas?
-Mujer, ¡un poco sí!
-¡Caramba! Cuando parece que se acaban, sale otra. ¡Parece el dragón de las
siete cabezas!
-Decía que es una consulta porque haremos lo que tú decidas...
-Vaya una que has elegido para decidir el tema. Estuve días y días debatiéndome
internamente sobre si regresaba a vivir aquí o me quedaba en Villajoyosa! ¿Y
qué tengo que decidir?
-Precisamente de eso que hablas va la cosa. Como sabes, me reuní el otro
día con unos compañeros de Universidad. Pues bien, resulta que me plantearon adelantar
la vuelta a las aulas porque un colega nuestro está gravemente enfermo y ha
tenido que dejar la docencia temporalmente. Como digo, haremos lo que tú digas.
Dispongo de medio año más de permiso y nadie me puede obligar a dejarlo a
medias. Se trata puramente de un favor personal que me piden. ¡Está en tus
manos!
-¡Cojones! ¡Esta no me la esperaba! Ya me había hecho a la idea de quedarme
todavía medio año más en Villajoyosa y ahora me sales con esto. Acabo de decir
que me costó un montón decidirme... Déjamelo pensar un rato, que en mi caso
puede ser unos meses! Ja ja ja...
-Bueno, mientras me lo digas antes de medio año. Ja ja ja...
-¡Muy rápido me lo pides! Ja ja ja...
Ya veis con qué novedad totalmente
inesperada me salió mi amado Benito. Ya no había ninguna duda de que estábamos
ante el viaje de las sorpresas. Ya me diréis que podía responder ante un
interrogante como aquél. Era cuestión de consultarlo con la almohada. De
acuerdo que no era la pobre y sufrida que uso para dormir, y para estos
menesteres, en Villajoyosa, pero una almohada sí que era. Por cierto, ¡comodísima!
¡Qué casa, la de mi querido Benito! Todo espectacular, ¡empezando por el dueño!
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