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YA ESTÁ AQUÍ LA ESPERADA CUARTA ENTREGA DE "CONSUELO". GRACIAS POR SEGUIRLA!

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lunes, 30 de septiembre de 2013

CONSUELO [4]: 5. VIAJE SORPRESA (1) (© JMPP 2013)



[5]
VIAJE SORPRESA (1)

     Justamente en el día que se cumplía medio año de la muerte de mi hijo, Benito quiso distraerme de una efemérides tan nefasta con una sorpresa inesperada y reconozco que muy feliz.

-Consuelo, haz las maletas que nos vamos de viaje.
-Pero, ¿qué me dices? ¿A dónde quieres que vayamos? Esto se avisa con tiempo, ¡hombre!
-He pensado que te haría ilusión ir a Cataluña a pasar unos días. Ya toca, ¿no? Me han llamado de la Universidad y me han dicho que debo ir a hacer unas gestiones. El lunes, a primera hora, tengo que estar allí sin falta. Podemos aprovechar y quedarnos en Mataró unos días, si te parece bien.
-Me parece muy bien, pero tendré que ir a la peluquería y preparar muchas cosas para el viaje.
-¡Si estás perfecta, mujer! Iremos a ver a tu madre, que me consta que la pobre tiene muchas ganas de verte.
-¡Claro! Desde aquel día fatal hablamos casi todos los días por teléfono y, según me dijo hace poco, estaba pensando de venir pronto a vernos. Le ahorraremos el viaje y ella lo agradecerá porque está un poco delicada de salud. La edad no perdona a nadie y ya no es la que era, desgraciadamente.

     Esa misma tarde tomamos camino de Cataluña. Puede parecer una locura por la celeridad con la que se decidió, planificó y llevó a cabo, pero tenía muchas ganas de volver a pisar, aunque fuera provisionalmente, de momento, mi tierra y abrazar a mi madre. Una gran mujer que sufrió mucho medio año atrás, y no sólo por la muerte en sí de su nieto, sino sobre todo por el estado desesperado, psicológicamente hablando, de su hija. Estuvo casi todo un mes conmigo en Villajoyosa y jugó un papel muy importante en aquellos momentos llenos de desesperación sin posibilidad de consuelo y, la verdad, ahora me siento culpable de no haberla atendido como se merecía.
     Llegamos de noche a la casa de Benito, en Mataró. Bueno, quizá mejor debería decir a mi casa, como él quiere que la llame. Me cuesta mucho aún sentirla como propia, pero lo es, o al menos, lo será muy pronto. Debéis saber que todavía no había estado nunca dentro de sus cuatro paredes y que me causó una extraordinaria impresión. Una casa a cuatro vientos, grande, amplia, bien iluminada y con una vista maravillosa de las verdes montañas del Montnegre-Corredor. No pude evitar, sin embargo, de sentir una profunda tristeza cuando pensé que aquel bonito hogar debía pertenecer a la familia al completo, el pobre Juan incluido. ¡Cómo habría disfrutado de la piscina que hay en el jardín! Le encantaba nadar. Un pensamiento chocante que enturbió una llegada, por otra parte, muy entrañable ya que Benito, a pesar de la hora avanzada de la noche, me mostró todos y cada uno de los rincones del chalet con una ilusión enorme. Quizás ya lo he dicho alguna vez, pero aprovecho la oportunidad para repetirlo de nuevo: es un hombre extraordinario, maravilloso e inigualable en cuanto a bondad y generosidad. Con algo bueno tenía que premiarme una vida que, por otra parte, tan hostil se ha mostrado conmigo demasiadas veces.
     A la mañana siguiente, sábado, fuimos a visitar a mi madre, en Barcelona. El encuentro transcurrió dentro de un baño de sentimientos difícilmente superable. Nos pasamos prácticamente toda la conversación con la lágrima jugando temerariamente con el borde del ojo. Finalmente, al recordar que hacía medio año de la desaparición de mi hijo, el estallido de tristeza manifiesta fue imparable. Unos llantos que hicieron un curioso tránsito desde la desesperación hasta la alegría contenida cuando le anuncié que pronto nos trasladaríamos a vivir a Mataró.

-¡Oh hija! ¡Que feliz me has hecho! No podías dar una mejor noticia a esta pobre anciana. Mejor que si me hubiera tocado la lotería. Y no es que me sobre el dinero, ¡eh! Saber que en los pocos años de vida que me quedan te tendré cerca, después de toda la añoranza que he sentido durante tu dura aventura por tierras alicantinas que nos alejó físicamente, me llena de muchísima alegría, hija mía querida. Mil veces gracias por volver a la tierra de tus orígenes. Si tu pobre padre lo pudiera ver, estaría tan feliz como yo, o quizás más. ¡Te quería tanto! Quizás lo verá desde el cielo y estará contento, ¡seguro!
-Es un paso difícil, el de volver, no te lo niego, por las raíces que he echado en aquellas tierras, pero verte así de feliz me da más argumentos para hacerlo posible dentro de medio año.
-Estaré esperando con los brazos abiertos, hija mía. ¡Estoy muy feliz!

domingo, 29 de septiembre de 2013

CONSUELO [4]: 4.¿QUÉ HAGO? (2. LA SOLUCIÓN FINAL) (© JMPP 2013)



[4]
¿QUÉ HAGO? (2. LA SOLUCIÓN FINAL)

     Sí, la solución a la pregunta finalmente ha llegado. La determinación está tomada, aunque reconozco que el hecho de tener que decantarme por una opción ante una disyuntiva tan difícil me ha representado un gran trastorno. Sin embargo, no pienso echarme atrás y más después de hablar del tema con Benito y con mi hija. Con mi amado llegamos a la conclusión final que pronto descubriréis, después de hablar francamente y con todas las cartas sobre la mesa.

-¿Qué hago, querido?
-Lo que sientas que tienes que hacer, Consuelo.
-Después de todo lo que he vivido, me cuesta enormemente decidirme, pero soy consciente de que no puedo tenerlo todo, como muy bien me decía mi amiga Josefina. Por lo tanto, creo que me debo a mi amor por ti, sin olvidar lo que siento por mi hija y el resto de la familia. Tú eres mi pareja y no puede ser que vivamos separados. Quiero estar contigo el resto de mi vida y de ninguna manera te puedo dejar marchar solo hacia nuestra Cataluña. Estoy decidida, por tanto, a dejar, que no a abandonar, estas tierras tan llenas de recuerdos para mí.
-Magnífico, Consuelo, aunque si hubieras decidido quedarte lo habría respetado, ¡claro! No puedo ocultar, sin embargo, que habría sido muy, muy duro para mí marcharme sin ti. Me gusta mucho que diferencies entre dejar y abandonar. Está claro que tú siempre tendrás el corazón aquí y te digo sinceramente que por mí puedes venir siempre que quieras. Agarras el tren y en pocas horas puedes estar de nuevo en compañía de los tuyos. Y en vacaciones vendremos a estar con la familia, si tú así lo deseas.
-¡Gracias, mi amor! Me temo, pues, que alguna vez que otra deberás hacerte la comida tú solito, sí.
-¡Creo que me ahorraré ese trauma! Te recuerdo que tengo a Paulina que ayuda en casa. Seguro que os haréis muy buenas amigas. Es una mujer muy competente y tiene siempre la casa limpia como los chorros del oro, como a ella le gusta decir a menudo.
-¡Fantástico! Ya veo que viviré como una señora, ¿no?
-¡Vivirás como te mereces, querida Consuelo!
-¡Gracias, mi amor! Gracias y mil veces gracias por tu paciencia conmigo y por todo el apoyo y la comprensión inagotables que me has dado en momentos en que la desesperación me hacía sentir la vida como un castigo.

     Sí, la decisión está tomada y la noticia fue recibida con mucha alegría por el principal beneficiario de mi regreso a tierras catalanas. Otra cosa es la cruz de la moneda. Mi hija me ama con locura, como yo a ella, y recibió con un mal disimulado desconsuelo, a pesar de sus palabras, que marche de su lado. Fue muy duro para mí hablar con ella de esta decisión inaplazable, aunque queda medio año hasta que Benito deba reincorporarse al trabajo en la Universidad. Sin embargo, tenía que clarificar mi futuro de una vez y terminar con tanta incertidumbre.

-Hija mía, te tengo que dar una noticia que no es agradable para mí y tampoco lo será para ti, pero muchas veces en la vida hay que escoger y elijas lo que elijas causas dolor a alguien.
-Mamá, me estás preocupando mucho. ¿Qué ocurre?
-Nada que no pudiera ser previsible, aunque no por ello menos triste para mí... Hija mía, voy a dejar Villajoyosa y regresaré a Cataluña con Benito. Debo estar con mi enamorado y compartir mi vida con él.
-Mamá, no te preocupes por nosotros. Entiendo perfectamente la situación y que hayas elegido estar al lado de Benito, en...
-Hija mía de mi corazón. Estoy realmente muy triste porque me perderé el día a día de mis preciosos nietos y no os tendré conmigo, pero la vida tiene estas cosas. Creo que es lo correcto, aunque...
-¡Tranquila mamá! Eres maravillosa y te echaré mucho de menos, pero, como he dicho antes, te entiendo y entiendo las razones que te han llevado a esta decisión que yo sé que no ha sido nada fácil de tomar para ti. Si mañana mi Andrés tuviera que marcharse, pongamos para caso, a Madrid a trabajar, yo lo acompañaría, sin duda alguna. Con un gran dolor te dejaría, pero creo que es lo más normal y es lo que debo hacer.
-¡Te quiero tanto, hija mía! Vendré siempre que pueda a estar con vosotros, ¡no lo dudes! Lo hemos hablado con Benito y me ha dado carta blanca para venir todas las veces que me plazca. Como mantendré la casa aquí, más de una vez me verás aterrizar por estas tierras. No os desharéis tan fácilmente de mí, eh?
-¡Lástima! ¡Ya me había hecho la ilusión de perderte de vista! Ja ja ja…
-No podría vivir sin ver a mis nietos ni a ti. Os veré menos, pero cuando lo haga viviré cada segundo con la máxima intensidad y degustando al máximo cada momento que pase con vosotros.
-Nosotros también lo haremos cuando vengas. ¡Te quiero mucho mamá! Espero que seas muy feliz con tu Benito en Cataluña, tu tierra amada.
-Lo intentaré con todas mis fuerzas, hija. Creo que me lo merezco.

-¡Sí, mamá, sí! ¡Más que nadie en el mundo!

                       ♫ Sarah Brightman - One Night in Eden ♫

sábado, 28 de septiembre de 2013

CONSUELO [4]: 3. ¿QUÉ HAGO? (1) (© JMPP 2013)




[ 3 ]
¿QUÉ HAGO? (1)

     Como ya muchas sabéis, en la época que tuvo lugar el dramático suceso de la muerte de mi hijo, Benito recién había dejado durante un año su trabajo en Barcelona para estar con nosotros. Mi hijo se había negado a ir a vivir a Cataluña porque el amor que sentía por una compañera de colegio se lo impedía. Di el brazo a torcer por mi hijo y, con la generosa posición de Benito, finalmente decidimos permanecer en Villajoyosa, al menos hasta que encontráramos el desatascador a una cuestión compleja como ésta. Teníamos un año por delante para resolverlo. Aparentemente, la solución llegó, inesperada y trágicamente, como demasiado bien sabéis ya. Os preguntaréis, en consecuencia, cuál es la salida definitiva al problema de vivir en poblaciones tan alejadas. No os hago esperar más y os anuncio que, aunque parezca mentira, a estas alturas todavía no tenemos una solución clara.
     Seguramente que no entenderéis muy bien cuál es ahora el inconveniente que frena mi retorno a Cataluña de la mano de mi querido Benito. También sé que inmediatamente comprenderéis mis razones, que van plenamente ligadas con lo que os decía en los capítulos introductorios. Si me marcho a Cataluña dejo atrás muchas cosas que me resultan demasiado queridas como para abandonarlas tan fácilmente. Mi hija, mi yerno, mis queridos nietos y dos personas añoradas que físicamente no están, es cierto, pero siento que su espíritu está aquí, a mi alrededor. Es mi familia, son mi sangre, son las personas que más quiero, y he querido en mi vida, junto a mis padres. Son seres extraordinarios que me necesitan, al igual que yo los necesito a ellos, ahora más que nunca. Son las personas a las que quiero consagrar lo que me queda de vida, junto a Benito, mi gran amor.
    ¿Qué hago? ¿Me marcho y abandono todo esto que es mi vida? ¿Me quedo y veo como Benito dentro de medio año me deja para incorporarse al trabajo? No le puedo pedir más esfuerzos al pobre. Es un hombre enormemente generoso, pero a las personas como él no se las puede exprimir como una naranja. Ya ha insinuado que podría dejar el trabajo y buscar alguno por aquí. ¿No os parece una barbaridad abandonar un lugar tan importante como tiene él al frente de una Cátedra de Universidad y lanzarse a la aventura laboral en los difíciles días que vivimos desde este punto de vista capital?
     Cambiando de tema, sin ir demasiado lejos de lo que tratábamos, quiero haceros saber que en toda esta dura etapa que estoy pasando me ha hecho mucho bien tener la amistad de gente que, desde la virtualidad de la red social XOXXIAL, me han apoyado, me han animado y, junto con la gente más cercana, al menos físicamente, me han dado el empuje necesario para salir del pozo donde caí en los primeros tiempos posteriores a la gran desgracia. No hice mención de ellos en la introducción y es de justicia recordarlos en el momento que tengo muy presente una interesante conversación que hoy mismo he tenido con mi amiga Josefina de Castellbisbal. El tema de la conversación se centraba en esta duda casi existencial que tengo. ¿Debo marcharme con mi amado a Cataluña o debo quedarme aquí, con los problemas que para la pareja puede comportar?

-Tienes que ir donde el corazón te lleve, querida Consuelo.
-¿Dónde me lleve el corazón, Josefina? El corazón lo tengo a trocitos y repartido entre mi gente. Amo profundamente a Benito y no puedo aceptar vivir sin él. Tampoco él parece dispuesto a pasar los días alejado de mí. Hasta me ha dicho que podría quedarse. Pero también tienen una buena porción de mi amor el resto de la familia. ¿Qué hago? ¡No me puedo partir en dos!
-Sinceramente, creo que tú debes estar con tu pareja. Como tu hija está con la suya, o yo con la mía aunque mis padres vivan en Aragón. Si esto implica alejarte unos kilómetros, se debe aceptar como precio que tienes que pagar por tener, según tú dices, un hombre extraordinario a tu lado. Todo no se puede tener, amiga mía. En esta vida hay que elegir, aunque en ocasiones dejemos la camisa por el camino...
-Seguramente que tienes razón, amiga mía. Valoro mucho tu apoyo y tus consejos. ¡Muchísimas gracias!
-De nada, Consuelo. Deseo lo mejor para ti, como buenísima amiga que eres. Te mereces lo mejor.


     Bueno, voy a dejarlo aquí por hoy. ¡Es más tarde de lo que pensaba! Acaba de llegar mi querido Benito de caminar y aún no he preparado nada de comer y es tardísimo. A veces se me va la olla, ¡nunca mejor dicho! Por lo que respecta a la gran decisión que debo tomar es muy posible que tenga razón Josefina. Me debo a mi pareja y tengo que estar a su lado, sea donde sea.


                                                 ♫ Eva Cassidy - Live at Blues Alley ♫

viernes, 27 de septiembre de 2013

CONSUELO [4]: 2. LA LECCIÓN MÁS IMPORTANTE (© JMPP 2013)


  


   Quiero empezar el relato de este momento clave de mi existencia siendo tan fiel como pueda a la introducción del libro. Y lo haré, por lo tanto, refiriéndome a algunas notas de alegría que he tenido en los últimos tiempos. Sí, a pesar del peso que llevo encima desde aquel fatídico día de la muerte de mi hijo, también he tenido margen para alguna alegría que, como no podía ser de otra manera, ha venido, sobre todo, de la mano de mis nietos y de su madre. También, claro está, de mi querido Benito.
     Hace dos días que celebramos el primer año de vida de Pepe y de Eva. Fue una fiesta entrañable que intentó mantener una máxima que todos respetamos con notable éxito. La máxima decía que el pasado negro de nuestra familia no debe marcar en modo alguno sus vidas. Merecen absolutamente ser felices y eso también pasa por el hecho de que los que los rodeamos mostremos siempre la mejor cara, a pesar de que, como se suele decir, la procesión vaya por dentro. De esto hablábamos, precisamente, con su madre en una agradable sobremesa mientras Pepe y Eva estaban atrapados en las "garras" de su abuela madrileña, la ínclita doña Pilar .

     -Gracias mama por el esfuerzo tan grande que haces por mostrarte alegre con tus nietos. Sé perfectamente que no te resulta nada fácil, pero el amor que sientes por ellos saca lo mejor de ti.
     -Sí, hago un esfuerzo, pero también te digo que cuando veo sus caritas y sus ganas de vivir me olvido por un momento de todo lo que nos ha pasado en los últimos tiempos y absorbo toda la energía positiva que puedo de ellos. Soy como una especie de vampiresa...
     -Ja ja ja... Me has hecho reír…
     -Reír es tan necesario en esta vida y ha sido tan caro últimamente... Debemos hacer lo posible por recuperar la alegría, hija mía. Pero, ¿de donde la sacamos si siempre tenemos presente la desgracia y la mala suerte que nos ha atrapado de forma tan cruel?
     -No podemos resignarnos a vivir con malas caras y hundidos moralmente. ¡De ninguna manera, mama!
     -¡Qué fácil es decirlo y que difícil hacerlo! Voy a decirte lo que creo que es básico para sobreponerse cuando se ha vivido una desgracia de esta dimensión. Lo más importante es mirar hacia adelante y concentrar todos los esfuerzos en hacer felices a los que te rodean. Por los que ya no están no podemos hacer otra cosa que respetar y honrar su memoria.
      -¡Qué razón más grande que tienes, mamá!
     -¿Sabes una cosa? La inesperada muerte de tu padre y, sobre todo, la de tu hermano, me han mostrado una lección muy importante: Llorar todo el día por los que ya no están no les hará regresar del otro mundo. Te aseguro que he llorado muchísimo, pero los pobrecitos siguen dentro de la tumba. Las energías vertidas en los llantos, por lo tanto, más vale dirigirlas a producir las sonrisas de los que están aún a nuestro lado en este duro, pero a la vez apasionante camino de la vida.
     -¡Me has emocionado mama! ¡Eres maravillosa! Que afortunados que somos de tenerte a nuestro lado.
     -¡Gracias hija! Todos somos más afortunados de lo que creemos. Lo que me queda de vida lo pienso dedicar a gozar de esta suerte y a mi obsesión ahora mismo: hacer felices a los demás. ¿Qué más puedo pedir?
     -¡Gracias por todo, mamá! ¡Te queremos mucho!

     -¡Y yo a ti y a todos vosotros, hija mía de mi corazón!

                               ♫ The Strokes - Comedown Machine [Full Album] ♫


jueves, 26 de septiembre de 2013

CONSUELO [4]: 1.UNA MIRADA EN LA INMENSIDAD (INTRODUCCIÓN) (© JMPP 2013)




[ 1 ]

UNA MIRADA EN LA INMENSIDAD (INTRODUCCIÓN)

     Ya hace unos meses que mi hijo nos dejó. Creo que la palabra "dejar " es muy, muy adecuada porque puede implicar carencia, necesidad y en mi caso, sobre todo, abandono. Siento todavía una gran sensación de soledad y de vacío en mi corazón. Su marcha "voluntaria" de este mundo bárbaro en el que vivimos significó, sin duda, un antes y un después en mi vida. Soy otra Consuelo Balaguer Pujol. Mi manera de ver el mundo ha cambiado completamente después de pasar por una prueba tan dura y terrible. Tengo la sensación de que la contundencia de los hechos vividos ha elevado mi punto de mira y me permite ver las mundanales contingencias desde una atalaya privilegiada. Un punto elevado des del que diviso, mejor que nunca, la inmensidad de nuestra existencia.
     Quiero también, al iniciar este escrito personal e intransferible, pedir disculpas a todos aquellos que dejé, yo también, abandonados en la narración de unos hechos que terminaron superándome totalmente. No era mi intención terminar la explicación de aquellos episodios de forma tan brusca pero, ¿qué hay más brusco que la muerte? Un ser joven, lleno de vida, que pasa, en un instante fatídico, de la existencia a la no existencia dejando detrás de él la pena y la desolación más absoluta entre los seres que lo amábamos, y lo amamos a pesar de su desaparición física. Personas que recibimos el golpe más terrible de nuestras vidas sin ser capaces de asimilar lo que estábamos contemplando. Es, como pueden imaginar los que nunca ha sufrido una tragedia así, una situación inenarrable en la cual las palabras son todas inútiles porque no pueden expresar la real dimensión del hecho.
     Quizás temáis, con fundamento, que esta narración que hoy empiezo será un canto triste de pérdida dolorosa y que me pasaré el día llorando y pretendiendo hacer llorar y buscando consuelo. Os digo sinceramente que sí ésta fuera mi intención ya no me habría lanzado a escribir la continuación de una vida, es cierto, marcada por la mala suerte y la desgracia. Al contrario, este relato que estáis empezando a leer pretende ser un canto a la vida y un canto al amor a los seres vivos que nos rodean, nos han rodeado y nos rodearán. Pretende tener una mirada más allá del día a día complejo que debemos gestionar y adentrarse en la inmensidad de una existencia que merece ser vista con generosidad.

     Finalmente sólo me queda dedicar esta cuarta entrega de Triste Consuelo, que ahora y aquí empiezo, a la memoria de mi hijo Juan y de mi querido esposo Pablo. ¡No tuvieron suerte en la vida, mis pobrecitos! ¡Sobre todo mi Juanito! El pobrecito casi no pudo saborear la vida. ¡Os quiero y siempre os querré!

                                           ♫ La Mer - Charles Trénet ♫