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YA ESTÁ AQUÍ LA ESPERADA CUARTA ENTREGA DE "CONSUELO". GRACIAS POR SEGUIRLA!

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martes, 22 de octubre de 2013

CONSUELO [4]: 21. UN BANQUETE DE MUSEO (3.EL BAILE) (© JMPP 2013)


[21]
UN BANQUETE DE MUSEO
(3.EL BAILE)

     El final de fiesta fue absolutamente sorprendente. La buena mano derecha de doña Pilar hizo posible que lo que había tomado un derrotero de posible batalla campal por las tensiones generadas entre algunos invitados y los manifestantes, se convirtiera en un rato de paz y de tranquilidad marcada por una alegría, y hasta una camaradería, que no se había vivido en toda la celebración. Sí, realmente la llegada de aquella gente modesta, con una problemática humana muy grave que la mayoría de los allí presentes no entendían porque les quedaba muy lejos de sus chalets de la Moraleja o del barrio de Salamanca, dio una nueva perspectiva a la fiesta. La convivencia entre unos y otros se hizo muy positiva para todos e incluso los políticos con cargos allí presentes se comprometieron a ayudarles. Y todo gracias a una mujer que finalmente había tenido una satisfacción personal después de una jornada que no había estado, precisamente, a la altura de lo que ella y todos esperábamos.
     A la hora del baile, una desconocida doña Pilar y un reavivado don Eusebio se dirigieron, con un extraño ataque de alegría -por lo que llevaban mostrado durante el día-, hacia la pista de baile y comenzaron a moverse con cierto salero, sobre todo si tenemos en cuenta que el novio no era hombre, al menos en el pasado reciente, que tuviera mucho tiempo para los bailes de salón. No era de imaginar que se dedicara a bailar con sus feligresas en aquellas épocas de rector de la Virgen del Carmen de Benidorm. O quizá sí. ¡Vete tú a saber! Tal vez entre Padrenuestro y Ave María se dedicaba a hacer unos cuantos movimientos de cadera al ritmo del Aleluia, Dios es nuestro Padre. ¡Todo es posible!
     Los novios abrieron el baile, como es de rigor en estos casos, con un bonito vals. Ciertamente, daba gusto verlos entregados con pasión a aquella placentera tarea, después de horas de tensiones y de dificultades. Por un momento dio la impresión que eran capaces de abstraerse de todo aquel maremágnum en el que todos habíamos estado inmersos y relajarse bajo las hermosas notas de una música magníficamente interpretada por una mini orquesta sinfónica con director de bolsillo y todo. Digo de bolsillo porque no levantaba un palmo del suelo. Una especie de bola humana con frac. Eso sí, movía la batuta con gran maestría, pasión y dinamismo. Terminé sufriendo por el ojo de uno de los violinistas, por cierto.
     Os preguntaréis qué fue de mi gran anhelo de bailar con el ex presidente del gobierno, y compañero de mesa. Hacéis bien en preguntaros por este tema porque tengo una buena respuesta. Bueno, diría que espectacular y todo. Recordaréis que le cuestioné cómo se le daba eso de sacudir el cuerpo al ritmo de la música y me dijo que lo hacía incluso mejor que gobernar. Pues bien, ahora entiendo que su gobierno terminara como el rosario de la Aurora. Sí, tuve oportunidad de comprobar personalmente su estilo peculiar de bailar, cuando ya lo había casi descartado. Y es que inesperadamente se me acercó y me sorprendió con su propuesta.

-¿Qué te parece Consuelo? ¿Nos echamos un bailecito?
-¡Oh, gracias, encantada! ¡Será un honor para mí! No esperaba este gesto tan gentil por su parte.
-Nada, nada mujer. Yo sí que estoy encantado. No será la primera vez que bailo con catalanes. Con el Pujol nos metíamos unos bailoteos… ¡Ja ja ja! Pero tú,  Consuelo, eres mucho más guapa. ¡Pero mucho más!
-¡Ja ja ja! Tiene un sentido del humor muy agudo, José Mari…
-Vamos, trátame de tú, Consuelo, ¡por favor! Ya hay confianza entre nosotros, ¿no? Y más que la habrá después del bailoteo…
-Claro, José Mari. Espero estar a tu altura en el baile…
-De altura mejor que no hablemos, que no es mi fuerte… ¡Ja ja ja!

     Realmente debo reconocer que el antiguo presidente tiene un sentido del humor bastante peculiar. Además se trata de un personaje muy coqueto que estoy convencida de que se pasa el día mirándose al espejo. En cuanto al baile, la verdad es que todavía se me pone la piel de gallina cuando pienso en como se desarrolló. A ver señoras: ¿se imaginan bailando la Melodía Encadenada -sí, la que sonaba en la película Ghost cuando la chica estaba modelando barro, llegó el guaperas y protagonizaron una de las escenas más sensuales de la historia del cine- con la antítesis de Patrick Swayse. Bueno, yo tampoco soy Demi Moore ni, afortunadamente había por allí un obrador de cerámica, pero sí que me puso las manos encima e intentó "moldearme" a su gusto durante un rato eterno.
     Caramba con el expresidente, ¿eh? Y diré más: me lanzaba unas miradas que cada vez que me acuerdo de ello me pongo a temblar. Sabéis que os digo: me estaba bien empleado por pasarme de la raya. Tantas ganas de bailar con aquel hombre por simple morbo y ahora tenía ante mí una fiera que no perdía el tiempo y que tenía los ojos encendidos de pasión.

-¿Vives en Madrid, Consuelo?
-¡No, José Mari! En la provincia de Alicante, en Villajoyosa.
-Ah, Villajoyosa. Precioso lugar, aunque yo prefiero la costa de Castellón para pasar las vacaciones. Benicarló me encanta.
-Toda la costa de Levante es Maravillosa, José Mari…
-¡Como tú!
-¡Oh gracias!
-¿Eres feliz en tu relación con Benito, Consuelo?

     Afortunadamente, vino presto a salvarme precisamente el aludido. Seguramente que vio que empezaba a incomodarme y, discretamente y aprovechando el final de la canción, me sacó de las garras de aquel hombre y me ahorré de contestar una pregunta tan sencilla e inquietante a la vez.

-¡Gracias Benito! La verdad es que ya se estaba pasando un poco de la raya este tipo. Entre los achuchones fuera de medida imitando burdamente a Patrick Swayze y las preguntas íntimas en absoluto pertinentes, lo que había empezado siendo como un juego para mí ya no tenía ninguna gracia.
-Es que levantas pasiones, Consuelo. Lo último que me podía imaginar en esta vida era verte bailar con este personaje y que tuviera que venir a rescatarte de sus fauces antes de que las cosas fueran a más.
-¿Fueran a más? ¿No te pensarás que yo?
-¡No lo sé! Te he visto muy apasionada bailando entre sus brazos. La verdad es que ya me estaba empezando a inquietar, aunque no te veo de futura alcaldesa de Madrid, quizás del Torrelodones de los amigos manifestantes, como mucho. ¡Ja ja ja!
-Ahora que lo dices, quizás podría tener un futuro en la política gracias a... ¡Me acabas de abrir los ojos! Con tu permiso voy a bailar este pasodoble con mi amigo José Mari que se ha quedado compuesto y sin novia. Tenemos algunos temas que tratar entre sacudida y sacudida del body en la pista de baile...
-¡No serás capaz!
-Pues la verdad es que no. ¡Ja ja ja! Ya he tenido suficiente dosis de pulpo con brillantina y pagado de sí mismo por hoy... Ahora, me conformaré contigo un rato... ¡Ja ja ja!
-¿Cómo que te conformarás conmigo un rato? ¡Ja ja ja!


     Mientras Benito y yo bailábamos más pendientes de las bromas divertidas que de la música, vimos pasar fugazmente por nuestro lado a doña Pilar bailando con frenesí con... ¡No os lo creeréis! Doña Pilar terminó el día bailando, y riendo alocadamente, entre copa y copa, con el líder de los manifestantes. Era lo último que nos faltaba por ver después de haber asistido a la boda más singular e irrepetible de nuestras vidas. Sí, una boda y un banquete para guardar en un museo.


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