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DE NUEVO EN VILLAJOYOSA (POR POCO TIEMPO)
(2. UNA NOVIA EN REMOJO)
Debo aclarar de inmediato que la
novia en remojo no soy yo, claro. Ya me llegará la hora, pero todavía no
tenemos claro ni la fecha ni el lugar. No es una boda ni mucho menos inminente.
Tenemos toda una vida por delante y aún somos jóvenes... ¡al menos de espíritu!
Bueno, tal vez ya habéis
entendido que hablaba de mi gran consuegra doña Pilar. Sí, quedan cuatro días
contados para su boda y la cosa aún no está clara. ¿Por qué lo digo? Pues
porque todavía tiene algunas cosas por decidir que no son precisamente
detalles, como por ejemplo el vestido. ¡Sí, lo habéis oído bien! A cuatro días
de la gran celebración todavía no ha aclarado un tema tan importante como éste.
Y es que resulta que la mujer está tan indecisa que cuando ya lo tenía elegido
y magistralmente adaptado a sus curvas mareantes, se ha echado para atrás con
la excusa que se lo ha pensado mejor y que a su edad no se ve casándose otra
vez de blanco. Ahora quiere uno similar pero de un color marfil más discreto. ¡Será
posible! Perdonad que sea tan dura con ella, pero lo que ocurre con el vestido
es sorprendente, por decirlo suavemente.
He conocido de primera mano las
noticias sobre su traje de novia, o no traje, precisamente de su boca.
Realmente la he hallado más nerviosa de lo habitual y muy tensa ante un evento
que pondrá, según dice, "Madrid patas arriba". ¡Es modesta la señora!
No sé quién se ha creído que es. Esto de casarse en la Almudena le ha dado más
humos de lo habitual, ¡que no son pocos, por cierto!
-Quiero controlar hasta el último detalle, Consuelo, y estoy muy estresada.
¡Una no se casa cada día, querida consuegra! Más de medio Madrid estará
pendiente de la boda y me juego mucho en este evento. Y ahora todo este
problema del traje. No me veo de blanco virginaL...
-De blanco no lo sé, pero de virginal, en tu caso... ¡no mucho! Ja ja ja…
-Es un día muy importante para mí. Don Eusebio estará radiante y yo debo
estar espléndida ante los más de tres mil asistentes que abarrotarán la
Catedral de Santa María la Real de la Almudena.
-¿Tantos? ¡Joder! ¿Y luego irán todos a la comilona? ¡Te vas a arruinar, querida
consuegra!
-¡No, mujer! ¿Cómo metería a tantos en el Ritz de Madrid? La mayoría de los
asistentes simplemente serán curiosos que no querrán perderse el acontecimiento.
También asistirá algún medio de comunicación y miembros del actual Gobierno
Municipal con los que aún mantengo lazos de amistad de cuando mi marido, al que
Dios tenga en la Gloria, militaba en el partido. Formación política donde tuvo
importantes cargos, por cierto. Fue el tesorero durante más de veinte años. Un
gran partido que hoy (y casi siempre) ha Llevado con paso firme los destinos de
la querida capital de España.
-¿Ahora me darás un mitin? Ja ja ja… Por cierto, ¿tendremos a la famosa alcaldesa
de Madrid en la boda? Podría hacer un discursito en inglés… ¿Cómo se dice “que viva
los novios” en inglés?
-¡Non comment palabras necias! Bien, creo que estoy avanzando acontecimientos
y quizás estoy siendo un poco imprudente. Desde Protocolo del Ayuntamiento de
la capital me han pedido máxima discreción, pero yo confío que esta
conversación no saldrá de aquí.
-No, ¡claro que no! Puedes estar tranquila que nadie sabrá que hasta la
alcaldesa asistirá a la boda...
-Yo no lo he dicho Consuelo...
-No lo has dicho, pero "a buen entendedor pocas palabras bastan"...
-¡Que cabezona que eres, Consu! Ponte bien guapa, ¿de Acuerdo? No te va a
costar mucho porque eres una mujer muy bella para tu edad.
-No sufras porque cuando estuve en mi gran Barcelona me hice con medio
Portal del Ángel. ¡Me compré unos modelito que quitan la respiración! Y de
zapatos voy más que bien servida.
-No se te ocurra ponerte más elegante que la novia, ¿vale Consuelito? Ja ja ja…
-Iba a ponerme de blanco virginal... pero igual me pongo un color marfil
para no quitar protagonismo a la novia...
-La novia tiene un lío mental de consideración. ¿Tú qué me aconsejas? ¿Sigo
adelante con el traje que había escogido o me embarco en uno de más discretito?
-Es un tema muy personal, amiga mía. Yo sí que voy a casarme de blanco...
-¿Cómo?
-¡Ya se me ha escapado! No quería decirlo, pero si tú te casas en Madrid yo
me propongo hacerte la competencia en Barcelona... Bueno, no asistirá ningún
político de categoría, pero tampoco lo vamos a echar de menos. Nos tendremos
que conformar con un futbolista argentino de moda... Y algún presidente de club
de fútbol que es más que un club, también... Es que Benito es muy futbolero, ¿sabes?
-Oh, qué fantástica noticia. Estoy muy contenta por ti, y por Benito, claro.
Si necesitas consejo de una que por aquel entonces ya habrá subido dos veces al
altar, no lo dudes.
-¡Gracias, Pilarica! Si te acabo pidiendo consejo por algo, que podría
darse el caso, no será por el vestido sino que más bien será por los vermuts...
No te ofendas, ¡eh! Ja ja ja…
-¡Mejor que de vestidos no hablemos! ¿De acuerdo?
Se trata de una mujer muy
particular, pero me lo paso muy bien hablando con ella, casi siempre. ¿Qué queréis
que os diga? Creo que estamos a punto de asistir a todo un espectáculo que no
me perdería ni por todo el oro del mundo. Si estáis aún por aquí leyendo los
próximos episodios ya recibiréis noticias frescas. Y a los que ya han desertado
de la lectura, o estén a punto, ¡peor para ellos! Ja ja ja… ¡Ahora tal vez me he pasado tres pueblos!
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