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EL EMBARAZO
(1.LA HERMANA DE LA CRIATURA)
Ya habéis visto que la noticia
fue recibida por el padre de la criatura que está en camino con una
satisfacción que, sinceramente, me sorprendió en gran medida. Tenía prevista
cualquier reacción por parte de él, pero que se lo tomara con tanta euforia
significó un hecho muy importante para mí. Cuando una mujer lleva el fruto de su
amor por un hombre en sus entrañas, y debe hacer frente al gran impacto que
todo esto causa en su vida, necesita el máximo apoyo de su entorno, empezando
por su principal socio en esa tarea extremadamente complicada. Como habéis
podido leer, Benito estará a mi lado y eso me hace ver las cosas con un
optimismo que en el momento de recibir la noticia no se hizo presente, sino al
contrario.
Hablaba ahora mismo del fundamental
apoyo del entorno. Entorno que comienza por los parientes más cercanos como lo
es, sobre todo, mi hija. Os preguntaréis cómo se lo tomó una persona que estaba
a punto de encontrarse con un futuro hermano o hermana sorpresa. Pues bien, una
vez que tuvo conocimiento el principal implicado, corrí a contárselo a Carla.
La encontré muy ajetreada duchando a los gemelos. Un hecho que esta vez
contemple con unos ojos diferentes de los habituales. Y es que me vi yo misma
en un futuro no muy lejano en tareas similares. La verdad es que me acaloré un
poco, y no sólo por la extrema temperatura que había dentro del baño.
Finalmente, una Carla algo más
relajada, los puso a dormir después de llenarles la barriguita. Con las
criaturas aparcadas en sus cunas correspondientes, pudimos charlar sobre la
cuestión que me había llevado hasta su casa y de otras no demasiado lejanas al
tema que me ocupaba, ocupa y ocupará durante mucho y mucho tiempo.
-El hecho de tener dos no quiere
decir tener el doble de trabajo que si sólo tienes uno. La verdad es que me dan
tanta guerra que a veces me parece que tengo un regimiento. Desde que caminan
me están volviendo loca. Necesitaría los gadgetobrazos del famoso inspector
Gadget. Aquellos que se alargan tanto como haga falta. Y es que cuando salimos
a la calle cada uno quiere ir a su aire. Todavía son muy pequeños y te pueden
montar un desastre en cualquier momento. ¡Y llevarlos a comprar al super es una
locura! Cuando te das cuenta ya te han hecho alguna mala jugada. A veces me
desespero, pero cuando los veo dormiditos al final del día me olvido de la dolores
de cabeza que me dan y me pongo muy contenta de tenerlos conmigo. ¡Los quiero
mucho!
-¡Caramba, qué panorama! Con todo lo que me has dicho no sé si preguntarte
si te gustaría tener un hermano, hija.
-¿Un hermano? Si viniera a ayudarme con estos dos mequetrefes, ¡encantada!
Bromas aparte, me gustaría tener a Juan pero el pobre ya no está. Lo echo mucho
de menos, pero ya no puedo hacer nada. Es verdad que siento haberme quedado sin
hermano y de la forma tan terrible como sucedió todo...
-Te preguntaba si te gustaría volver a tener algún hermanito, hija.
-Mujer, siempre es bonito tener hermanos, a parte de algunas excepciones,
pero, ¿qué intentas decirme? ¿Es que Benito tiene algún hijo? No me habías
dicho nada. Bueno, un hermanastro no es lo mismo, pero también puede ser
interesante si la persona vale la pena...
-No, Benito no tiene ningún hijo todavía, pero según he sabido está en vías
de tener uno...
-¿Qué me estás contando, mamá? Esto sería muy grave, ¿no? No creo que él
esté embarazado y por tanto... ¿Te ha engañado con otra? ¡No puedo creerlo!
-Pero niña, ¿qué película te estás montando? ¡Ja ja ja! ¿No has pensado que
Benito podría ser el padre de una criatura, por ejemplo, mía?
-¿Tú, embarazada?
-¡Caramba, ni que fuera imposible! ¡Que no soy tan vieja! He tenido ya dos
hijos y sí, ahora voy a por el tercero por obra y gracia del amado Benito, sin
la inestimable colaboración del cual todo esto no sería posible. ¿Cómo lo ves?
-¿Qué cómo lo veo? Mama, ¡me has dejado de pasta de boniato! Era lo último
que esperaba que me dijeras, pero no puedo añadir otra cosa que me siento muy
feliz por vosotros y por mí también, ¡qué caramba! Tendré un hermanito o
hermanita. ¡Qué noticia más extraordinaria! ¡Gracias, mamá!
-No me des las gracias que todo esto me ha cogido tan desprevenida como a
ti, o más. Ya veremos cómo salimos de esta, ¡ja ja ja!
-Todo irá muy bien, mamá, y si necesitas consejo de una experta que los
tiene de dos en dos, como las natillas, ya lo sabes, ¡ja ja ja!
-Niña, que una tiene también un curriculum importante en esto de tener
niños. Sólo espero que tengamos más suerte con el bebé que con el pobre Juan.
Estos días he pensado más que nunca en él. No podrá conocer a su hermano o
hermana. ¡Qué pena más grande!
-No te pongas triste mamá. Ahora tenemos que pensar en la suerte que has
tenido de poder volver a sentir de cerca la experiencia maravillosa de la
maternidad.
-Sí, hija, tienes toda la razón. No lo había pensado, pero creo que debo
estar agradecida al destino que me da otra oportunidad para resarcirme de la
mala experiencia que todos hemos vivido con Juan, empezando por su madre, ¡por
supuesto! ¡Gracias, hija! Me has dado una nueva perspectiva de este momento
ilusionante que tenemos por delante.
¡Qué gran manera de verlo que me
ofreció Carla! Sí, el destino me ha dado la posibilidad de corregir errores del
pasado y de disfrutar de la inmensa suerte de criar y educar a un hijo de mis
entrañas. ¿No creéis que soy muy afortunada?
GIUSEPMARIA@HOTMAIL.COM
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