[10]
DE NUEVO EN VILLAJOYOSA (POR
POCO TIEMPO)
(1.UN DURO CARA A CARA CON LOS
RECUERDOS)
Efectivamente, ya estamos de
nuevo en Villajoyosa, tras el plácido viaje de ayer. Justamente ahora he
terminado de escribir los episodios VIVIDOS (sí, con mayúsculas) en Cataluña y
lo he hecho con lágrimas en los ojos. ¿Lágrimas de emoción? Sí, sin duda, pero
también de pena. Podéis imaginar perfectamente las razones de esta tristeza y
no quiero profundizar en ella porque aquí básicamente intento transmitir
alegría de vivir a pesar de todos los "inconvenientes", por llamarlos
suavemente, de la vida.
En este tipo de bajón moral que
me ha agarrado hoy, después de vivir instalada en una especie de cuento de
hadas, en los últimos días, con un encantador Príncipe Azul de carne y hueso
incorporado, no he podido evitar contemplar con mirada de profunda añoranza las
cuatro paredes de esta casa donde he vivido durante tantos años y donde todavía
me parece oír resonar la voz del Pablo diciéndome que me quiere mucho, o las
risas de mi hijo de pocos años ante las muecas que le hacía mi Carla, dentro de
un sinfín de momentos que han conformado la vida de una familia finalmente
hecha añicos de una forma profundamente cruel. Una casa llena de recuerdos
humildes, de todos los colores, de una etapa de mi vida que está a punto de
cerrarse definitivamente. ¿No me diréis si no es para ponerse sentimental y acabar
con los ojos inundados de lágrimas?
Estoy haciendo un esfuerzo para
dejar atrás el sentimiento que os he descrito y pensar en positivo. Perdonad la
vulgar metáfora, pero creo que la vida se simboliza muy bien en una especie de vuelta
ciclista. ¿No lo creéis así? Dejando de lado que algunos circulan por ella
dopados, en el reto de participar en una prueba deportiva de este tipo nos
encontramos con varias etapas que se intentan pasar con la mayor de las fortunas,
pero por el camino te enfrentas a todo tipo de contratiempos: Frío paralizante,
calor asfixiante, compañeros de carrera que te pegan codazos y te echan por los
suelos. Pero tienes que levantarte rápidamente sin mirar atrás, aunque estés
malherida, y seguir adelante. Hay etapas más duras y etapas que se llevan con
más facilidad. Hay puertos de montaña que parece que nunca coronarás porque las
piernas te flaquean y Etapas Reina que cuando llegas a la cima te sientes
importante y satisfecha. A veces ganas, otras veces pierdes dignamente o,
quizás vergonzosamente porque te ha cogido una "pájara" a las
primeras de cambio. A veces pedaleas con esfuerzo dentro de un grupo numeroso
donde todos van a la una, otras veces te aventuras en una escapada en solitario
que puede acabar bien, o siendo absorbida por el grupo perseguidor en el último
instante. Lo más importante, creo yo, no es ganar la carrera y exponerte
públicamente como la más digna de haber participado, sino llegar al final de
cada etapa con la cabeza alta y hacer un final de carrera que te deje a ti,
pero también a los que te han acompañado en ese duro camino, con un buen sabor
de boca. Y es que en el equipaje acumulado después de días y días de intensa
lucha hay, a pesar de todo, mucho de positivo que no merece quedar tapado por
los momentos más complicados, que seguramente destacan más por su carácter más
llamativo.
Perdonad sí hoy dejo de lado mis
aventurillas vitales y me limito a reflexionar sobre nuestras azarosas vidas,
pero me ha parecido que debía compartir con vosotros estos pensamientos que
quizás no ganarán un premio de originalidad, pero que creo que merecen ser
considerados porque en el fondo nuestra existencia no es otra cosa que una dura
lucha diaria contra muchos elementos, comenzando por nosotras mismas, muchas
veces nuestras peores enemigas.
Pliego velas para hoy, antes de
que las pleguéis vosotras y me dejéis sola en medio del mar de palabras por el
que navego día tras día, no siempre con vientos favorables. Buen viento
tengamos todas nosotras en esta navegación por aguas a menudo poco calmas. Sí,
definitivamente la metáfora de la barca y de la mar es más poética y digna de
un escrito personal que intenta estar a la altura de la categoría de mis
lectoras (y algún lector). Os lo debo a vosotras y me lo debo a mí misma.
Cambiando radicalmente de tema,
o quizás no tanto, ya es hora de que os dé a conocer un evento próximo que puede
marcar época. Y no es broma... ¡o quizás sí! Recordaréis que la ínclita doña
Pilar se ligó al cura de la Parroquia del Carmen de Benidorm. También tendréis
presente, por lo tanto, que la mujer consiguió que el párroco colgara los
hábitos y le propusiera de subir al altar, pero no como auxiliar en su sagrado
ministerio, sino como radiante novia. Pues bien, ya ha llegado la hora de la
verdad y la boda se celebrará el próximo sábado nada menos que en la capital de
España y en la Catedral de la Almudena como marco incomparable. Realmente puede
ser un día inolvidable, espero que en positivo. El viernes tomaremos el Ave en
Alicante y nos dirigiremos a Madrid. Curiosamente habremos ido de Barcelona a
Madrid, con escala en Villajoyosa, en muy pocos días. Intentaré no comparar las
dos capitales, sobre todo porque no sería imparcial. Se puede comparar el sucio
Manzanares con el bonito mar Mediterráneo. No, definitivamente no vamos a
entrar en comparaciones. ¡No vale la pena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario