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¿NIÑO O NIÑA? ÉSTA ES LA
CUESTIÓN
Hace días que no os hablo de mi
embarazo. Supongo que os estaréis preguntando cómo lo llevo después de aquella
advertencia severa que sufrí hace unos meses y que me supuso tener que hacer reposo
y comer más de un bombón, e incluso alguna caja de estos dulces, cómodamente
sentada delante de la tele, o del ordenador escribiendo, y sin hacer nada más
que masticar con deleite casi culpable. Fue durísimo… ¡bueno, había alguno de
blando! ¡Ja ja ja!
La verdad es que, según me dice
mi ginecóloga, la gestación avanza con paso firme y los problemas que
estuvieron a punto de llevar nuestra ilusión al colapso, y finalmente al
desastre, han desaparecido, aunque no me veréis saltando a la comba, al menos
hasta que desaloje al bonito o a la bonita huésped. ¡Estoy bien, sí! Muy
ilusionada y especialmente feliz hoy que hemos conocido ya el sexo de la
criatura. ¿Qué os parece? ¿Será niño o niña? ¿Os lo digo ahora o me espero al
siguiente episodio? ¡Ja ja ja! ¡Que mala que soy! Mejor os cuento como ha sido
el momento inolvidable en que la doctora nos lo ha comunicado. Si, “nos lo ha
comunicado" en plural porque mi querido Benito no se lo ha querido perder
de ninguna de las maneras. Hasta ha excusado de ir a trabajar para poder estar a
mi, a nuestro lado.
Eran las doce del mediodía y un
minuto cuando la doctora Puig nos ha dado un veredicto definitivo sobre el
sexo... ¡Iba a decir de los ángeles! ¡Ja ja ja! Bueno, un poco angelito o
angelita sí que lo es... Os mantengo aún la incógnita, ¿eh? ¡Ja ja ja! Sé que
era esa hora porque se ve en el dvd de la grabación de la ecografía
tridimensional y en color que nos ha entregado en la visita histórica de hoy.
Un disco, por cierto, que ya casi echa humo de las veces que me lo he mirado en
casa desde ese momento único e irrepetible en que lo he visto en el monitor
mientras la doctora venga pasarme la sonda por la barriga en busca de la prueba
definitiva entre las patas de ese pequeño ser que tanto amo ya.
Tampoco olvidaré la cara de
Benito en ese momento mágico. Ha vivido una gran tensión, mezclada de emoción,
ante la imagen de la minúscula personita fruto de nuestro amor. Nunca había
experimentado una vivencia así y estaba a punto del llanto. ¡No me extraña! Yo
sí he llorado, y mucho, atrapada por una mezcla de sensaciones y de emociones
indescriptibles. También de recuerdos de las dos anteriores veces en que había
estado en una situación como esta. En aquellas ocasiones, sin embargo, estuve,
claro, acompañada de mi pobre Pablo. Sí, no lo olvido nunca, y menos en una
circunstancia tan especial en la vida de una mujer y de una pareja como la que
estoy viviendo, ahora, junto a otro ser muy diferente pero igualmente especial.
Al cabo de un rato de empezar la
exploración, la doctora Puig ha hablado y nos ha preguntado qué preferíamos, si
niño o niña. Yo, tal vez por la experiencia personal y dada la edad con que me
ha llegado mi tercer embarazo, no he dudado en contestarle que prefería una
niña y lo he justificado diciendo que ahora toca un bebé de sexo femenino
después de que el último hijo, el añorado Juan, fuera de sexo masculino. En
realidad, prefiero una niña porque el recuerdo de mi Carla cuando era pequeña
me remite a los mejores momentos de mi aventura como madre. ¡Era un ángel de
niña! Benito, en cambio, ha dicho que él personalmente prefería un macho y que
ya lo veía jugando en el campo del Barça. ¡Se ve que no quiere un hijo, quiere
un futbolista que lo jubile! ¡Ja ja ja!
-Bueno, ya veo que no os habéis puesto de acuerdo con el sexo que deseáis.
Está claro que uno de los dos tendrá que conformarse con el contrario de sus
deseos. Lo más importante, sin embargo, es lo que dicen las abuelas: que salga
sano y que la madre sufra poco durante el parto. La verdad es que en cuanto al
primer aspecto, todos los indicadores son positivos y nada hace pensar que el
futuro niño o niña tenga ningún problema de salud, ni hay ningún rastro de
posibles malformaciones, aunque ya sabéis que hasta que no esté en vuestros brazos
no se podrá aseverar con rotundidad.
-Sí, sí, pero no nos tengas más en ascuas. Debo saber si tengo que comprar
la ropita rosa o azul...
-¿Todavía se tiene en cuenta el sexo a la hora de escoger los colores?
-¡Claro!
-¿Y ya habéis pensado posibles alternativas de nombres según sea niño o niña?
-No lo tenemos todavía demasiado claro, pero como nos sigas alargando la
incógnita te aseguro que no le ponemos el tuyo.
-¡Ja ja ja! Pues mi nombre es precioso. ¡Estoy muy
contenta! Va, si le ponéis como a mí os digo si es niño o niña...
-¿Qué quieres decir con eso?
-Quiero decir lo que he dicho. Si le ponéis Ariadna os digo su sexo...
-¿Significa eso que es niña?
-No le pondréis Ariadna a un niño, ¿no? ¡Ja ja ja! ¡Podría tener un
trauma el pobre! ¡Ja ja ja! Sí, exactamente, lo que tienes en la barriga
es una bonita y guapísima niñita, Consuelo. ¡Casi no hay ninguna duda!
-¡Oh, gracias, Ariadna! Por cierto, estoy de acuerdo que tienes un nombre
muy bonito y que le quedaría como anillo al dedo a nuestra hija. ¡Qué
maravillosa noticia me has dado! Como acabo de decir quería una niñita y aquí
está. Estoy muy contenta y seguro que tú también lo estás, ¿no Benito?
-¿Yo? ¡Más contento que tú! De hecho quería también una niña pero no lo
decía para llevarte la contraria. ¡Ja ja ja! Ya se sabe que las
niñas están muy por su padre. ¡Qué alegría, Consuelo! Es un día muy importante
para mí. Seré padre de una preciosa y muy presumida niñita, aunque no la veré
jugando en el Camp Nou! ¡Ja ja ja!
-¡Ja ja ja! Y ve preparando la cartera que cuando
empiece a comprar modelitos no acabará si es tan presumida como dices, ¡que lo será!
¡Ja ja ja!
Bueno, ya lo sabéis. Tendremos
una niña. A ver a quién sacará el parecido. A mí me haría mucha ilusión que se
asemejara a su padre, como suele ocurrir con las niñas. Según siempre me han
dicho, yo misma salí clavadita a papá, que en paz descanse. Por cierto, en
cuanto al nombre os puedo avanzar que ya está prácticamente decidido y,
curiosamente, lo que empezó siendo una broma de la simpática doctora puede
acabar haciéndose realidad. El nombre que ahora mismo tiene todos los números
es justamente Ariadna. Es bonito, ¿no? A mí me gusta mucho y a Benito le
encanta por sus reminiscencias mitológico-literarias. ¿Recordáis la obra Ariadna en el laberinto grotesco del
gran escritor catalán, Salvador Espriu? Basado en este personaje femenino
situado en la mitología griega. Muy interesante, como la mayoría de los personajes
de las ricas y sorprendentes alegorías de aquella civilización antigua, que
según me ha dicho mi Benito significa "la más pura". Otro día puedo
profundizar gustosamente en el que me ha explicado mi amado sobre el personaje
mitológico con este nombre, pero ahora me voy a empezar a mirar ropita para
ella. La de Carla que no destrozó mi Juan la di toda a beneficencia. ¿Quién me
iba a decir que sería madre pasados los cuarenta? ¡Nadie! Esto es lo que lo
hace más apasionante. Me siento rejuvenecida y llena de vida. Tengo que
aprovechar este momento de alegría intensa. ¡Ya toca!
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